martes, 29 de julio de 2014

ANTÍGONA.-

“Una tragedia donde el amor rompe las cadenas del destino”.-
Por Zaira Marchetto


En esta versión libre de José Watanabe sobre la tragedia de Sófocles, Ana Yovino encarna el papel de Antígona, siendo dirigida por Carlos Ianni en el CELCIT.

Con una escenografía que consta únicamente de tres largas sogas blancas colgadas del techo, y con la utilización de las paredes de la sala, la actriz realiza un despliegue corporal y dramático digno de ser elogiado.
Desde un primer momento, los espectadores nos vemos envueltos en una gestualidad tal que logra capturar nuestro escópico goce y nos compenetra por completo en la tragedia que sucede ante nuestra presencia.
Sin más recursos que los suyos propios, Yovino deleita con una interpretación magistral, en la cual no solamente oficiará de Antígona sino del Rey de Tebas, Creonte; un soldado de éste; la propia hermana de Antígona, Ismene, entre otros. 


Se verá entonces como esta actriz cierra sus ojos y genera la magia: una nueva voz aparece junto a un tono y una corporalidad diametralmente opuesta a la que viniera dramatizando, para dar vida a un nuevo personaje. 

Lejos de provocar un tedio por ver durante algo más de una hora a la misma persona en escena, como espectadores que somos nos vemos totalmente inmersos en la fábula, anhelando que la tragedia no termine como tal, y que esta valerosa mujer que es Antígona (hija de Edipo y Yocasta), encuentre la libertad y el amor de su amado Hemón, hijo del tirano Creonte.


Este despótico e inhumano rey, a enterrado en vida a la joven mujer, quién es de este modo castigada tan sólo por querer vez tras vez dar entierro al cuerpo de su hermano Polinices, el cual yace a la intemperie a la espera de que los animales destrocen sus restos. Y es Creonte precisamente quién determina tal destino, debido a que considera que Polinices ha cometido traición: según el mito, éste junto a Etéocles, el otro hermano de Antígona, debían sucederse períodicamente el trono, lo cuál Etéocles incumple, permaneciendo en el poder más de la cuenta, lo que desencadena la guerra entre hermanos, y determina que Polinices busque auxilio en una ciudad rival a Tebas (Argos). Ambos terminarán muertos en combate, pero al cuerpo de Polinices se le negará de los honores fúnebres, ceremonia de trascendental importancia para los griegos dado que, de no llevarse a cabo, el alma del difunto estaría condenada a vagar eternamente por la tierra. 


Desesperada ante tal fatal desenlace para su hermano, Antígona se ve presa de una compulsión que no encontrará barreras que puedan detenerla en su afán de darle entierro. Descubierta, será apresada y sepultada en vida, en una inmensa montaña.

Como puede observarse, una tragedia de semejante impronta y tan elevada complejidad humana, es sin embargo puesta en escena de una manera, como ya se observara, simple y despojada de artilugios escenográficos, presentando en una única persona la encarnación de distintos personajes. Acompaña a esta simpleza el vestuario de la actriz, quien solamente lleva un atuendo de color blanco, quizás para representar la pureza de su ser...


Y es que el acento en esta obra está sin duda puesto en el extraordinario trabajo corporal que lleva adelante Yovino, junto con una capacidad oratoria inequívoca y acabada. 


Es de destacar que la iluminación confluye en la configuración "espacial" que el relato de la actriz junto a su labor gestual/ corporal nos van denotando, construyendo diferentes universos simbólicos que refuerzan la trama dramática. 

Recomiendo especialmente a mis lectores que vayan al CELCIT a ver la obra de Ianni y a esta actriz que, nuevamente, me deja sin palabras. Pero dada mi función de escribir sobre teatro, intento traducir la emocionalidad que se me generara en palabras que espero puedan tocar las fibras sensibles de todos ustedes como para que deseen vivenciar lo por mi vivenciado. Un profundo agradecimiento a Ana por invitarme a ver Antígona, sin duda, vale siempre la pena verla.


 “No era Zeus quien me la había decretado, ni Dike, compañera de los dioses subterráneos, perfiló nunca entre los hombres leyes de este tipo. Y no creía yo que tus decretos tuvieran tanta fuerza como para permitir que sólo un hombre pueda saltar por encima de las leyes no escritas, inmutables, de los dioses: su vigencia no es de hoy ni de ayer, sino de siempre, y nadie sabe cuándo fue que aparecieron. No iba yo a atraerme el castigo de los dioses por temor a lo que pudiera pensar alguien”.


Antígona.-



FICHA TECNICA

Dirección
Carlos Ianni

Elenco
Ana Yovino

Escenografía y vestuario
Solange Krasinsky

Asistente dirección
Soledad Ianni

Funciones: 
Viernes 21 hs. 
CELCIT 
Moreno 431 
Caba

No hay comentarios:

Publicar un comentario