domingo, 16 de agosto de 2015

"Pequeños Círculos" - Direcc. William Prociuk.-



De un eterno retorno que no hacía más que pedir un final.-

Lo Real, lo Imaginario y lo Simbólico como "tres nudos" 
que constituyen la subjetividad,
 imbrincados a la forma de un nudo borromeo. 
El desanudamiento de cualquiera de los tres provoca 
el desanudamiento de los otros dos. Banda de Möebius.





Mientras esperamos a que den sala desperdigados por el "Espacio Callejón", algo anuncia el inicio de la obra: una pieza clásica de Paganini, "Caprice n° 24", deliciosa y delicada, nos conduce al inicio de la función. 

En escena ya encontramos a un actor (Alberto Suárez) en un sillón ubicado frente a una mesa y un grabador encima de la misma. Al fondo encontramos a una de las dos actrices del elenco (Débora Zanolli). Está parada, orientada hacia el actor, discuten pero sin mirarse, son pocas las veces en que todos los actores de esta obra se miran. En este momento inicial, ella vendría a estar jugando el rol de "entrevistadora", lo cúal irá virando a posteriori. Se echan en cara algo para nada poco significativo dado el tenor de este drama: el juzgarse mutuamente. Ella quiere saber el porqué de su fama como escritor, lo quiere saber y lo quiere saber enojada con este hombre. Él sólo responde: es una ENCRUCIJADA. 


Justamente es esta encrucijada lo que se vuelve el eje argumental de la obra: el juicio, el echarse en cara, el no haber cambiado lo que pasó. Entonces, el eterno retorno de lo mismo. Encrucijada que yo llamo desconcierto, pues lleva un tiempo no menor comprender qué es lo que en realidad estaba sucediendo frente a nosotros. Un algo al estilo feedback cinematográfico, anclado en un pasado que regresa y regresa, para pedir que algo, de una buena vez, cambie. Para seguir con el paralelismo trazado, un personaje será central para este vuelco, aquél que encarna al hombre en su estado de juventud, conscientizado del devenir de las cosas, y que intentará a toda costa, evitar el "siempre lo mismo". 


Para los nombres, habrá que esperar un buen rato hasta que se vayan nominando uno a uno los personajes, y más rato para entender de qué va cada uno. 


Quiero destacar dos cosas hasta acá, detalles para mi interesantes en el recorrido y seguimiento de la obra de Prociuk, fundamentalmente como director y dramaturgo. Desde "El deseo en el espejo" (de 2014), el diseño escenográfico experimentó un cambio a mi punto de vista importante e interesante, y que lejos de restar, suma: en aquella oportunidad se utilizó una estructura bastante grande de madera, que hacía las veces de sillón, de mesa, etc. 

En "Pequeños círculos" los objetos no varían su funcionalidad, son siempre y cada vez los mismos. Un pequeño detalle que me intriga en su causa, puesto que estoy segura que la tiene. Algo que sí se repite entre una y otra obra, es la cuestión de lo especular, en una, a través de dos gemelas que por un mecanismo identificatorio querían lo que la otra tenía y viceversa, cuyo destino por supuesto fue fatal. En esta, la actual, lo especular lo encontramos en el transcurrir del suceder teatral, en el cual se especulan dos actores que hacen del mismo personaje, uno en versión joven (Valentino Alonso), el otro, en versión mayor (Alberto). Entre las dos actrices (Débora y Margarita Molfino) se entrevera este mecanismo, pero de manera más compleja y porqué no decirlo, rebuscada.

Volviendo a lo escenográfico, del costado izquierdo a la platea encontramos una cama, repleta de ropa desordenada y que vendría a constituir un Otro espacio diferente al inicialmente descripto (que vendría a ser la casa de las jóvenes); y del costado derecho, un baúl abierto, también repleto de ropa desordenada, que luego aparecerá sin esas prendas. Algunos elementos más acompañan la escenografía planteada por Alicia Leloutre, como dos banquetas que prácticamente se "esconden" de la visión del público, usadas por las actrices para salirse de varias escenas.

A los costados de la mesa cercana a la platea, dos sillas más, que posteriormente serán utilizadas por el resto del elenco durante el trajín teatral. Al fondo del escenario, encontramos otro escritorio, con una máquina de escribir y un velador circular, por no decir pequeño, que sí lo es. Y es que en todo se observa lo pequeño de estos círculos que se irán develando en una circularidad que tiene sí, podría decirse algo de pequeña, pero sumamente compleja. Banda de Möebius.

En cuanto al vestuario, en manos de Jam Monti y "Pequeños Círculos", el hombre más grande viste camisa y saco azul, con un pantalón claro. Una de las actrices, Débora (vamos a ayudar a mantener el misterio en cuanto a los nombres de los personajes), porta un vestido ceñido al cuerpo azul, tacos negros, lleva sus labios pintados de rojo, el pelo recogido y anteojos, aunque por momentos lo suelta y deja los anteojos. La otra actriz, Margarita, lleva similares elementos y los mecanismos recién mencionados, pero su vestido es rojo. Es válido mencionar que, si bien estamos analizando los signos escénicos, el vestuario de las atrices recuerda a "El deseo en el espejo", aunque los vestidos en dicha obra eran negros. También me intriga esta elección...


Promediando casi el fin, aparece el quinto personaje (Agustín Mendilaharzu), quién tiene un particular e intenso interés porque el statu quo se mantenga así, inamovible. Lo contrario a lo deseado por el joven. Habrá qué ver qué deseo prevalece.


Para ir cerrando, este drama que -trata del amor y la muerte- resulta sumamente (como ya dijera y advirtiera) desconcertante, casi hasta al final, o hasta el final (porqué no), efecto sin duda magistral, porque logra captar en lo convivial lo que en teatro es claramente difícil de lograr: la expectación. Mis apreciaciones totalmente positivas para la dramaturgia de Prociuk, que ya conociendo algo de su andar, puedo atinar a decir que fue grupal con los intérpretes, en el día a día de los ensayos; para el elenco en general (que mantiene a tres de sus actores de la anterior obra suya: Valentino, que ha tenido un notable progreso actoral, Margarita y Débora).


Escrito por Zaira Marchetto.-

  




FICHA TÉCNICO - ARTÍSTICA

INTÉRPRETES
Alberto Suárez/ Débora Zanolli/ Margarita Molfino/ 
Valentino Alonso/ Agustín Mnedilaharzu
ESCENOGRAFÍA
Alicia Leloutre
DISEÑO DE LUCES
Matías Sendón
ASISTENTE
Sebastián Francia
OPERACIÓN
Leandro Orellano
DISEÑO GRÁFICO
Leonor Barreiro
SONIDO
Martín Bosa
FOTOGRAFÍA
Hernán Paulos
ASISTENTE DE DIRECCIÓN
Javier Torres Dowdall
DIRECTOR ASISTENTE
Jose Formento
DRAMATURGIA Y DIRECCIÓN
William Prociuk
Fb: https://www.facebook.com/pequenoscirculos?fref=ts

 Funciones: Viernes a las 23 30hs.
  Espacio Callejón (Humahuaca 3759) - Reservas: 4862-1167 
CABA



CAPRICHE N° 24 - PAGANINI



jueves, 6 de agosto de 2015

“Desnacida" - Direcc. CLODET GARCÍA


Una obra de una mujer no parida.-
















Los espectadores ingresan a una la sala, se sientan en las butacas de la platea, las luces pseudo-apagadas generan el clima de inicio de la obra que tiene a Clodet, aparentemente, como única protagonista. Y digo aparentemente porque nos tiene a todos como protagonistas, tácita o expresamente. Pero es interesante destacar que por este mismo motivo la actriz aúna, introduce, apela a interpela constantemente a todo el resto de las personas que están allí, espectándola.

Interpela a las mujeres desde un cuestionamiento de su ser mujer, mientras que apela a una toma de conciencia de la opresión que ejerce y ejerció el sistema patriarcal, utilizando como metáforas del mismo en varias ocasiones a las figuras de Jehová, dios, Lilith y Eva, tal y como ella enumera.Un estilo de teatro con escenografía mínima, reducida, de pocos pero significativos objetos: un espejo pequeño, que cuenta con un pie que lo sostiene y permite ubicarlo en los diferentes espacios escénicos, un puf enteleado en negro, unos sahumerios que aromatizan la sala, y papeles, varios papeles que con el transcurrir de la obra vamos descubriendo que hacen reminiscencia a lo bíblico (en su sentido opresor, claramente), y al evangelio de Lilith. 

El espejo es el objeto que más se va resignificando a través de la obra, puesto que la actriz lo va utilizando para mirarse a ella misma, lo ubica para que el público se auto-observe, lo toma para recorrer su cuerpo, y también para que, a través del mismo, tome cuerpo la voz de su madre. Y Clodet lo enuncia como “metáfora de la realidad”.El transcurrir dramático comienza con la actriz expresando “hoy tampoco voy a nacer”, claro, pues es ella quién representa la mujer no nacida, la oprimida, la que no es dejada ser, pero que a su vez lo intenta una y otra vez,  y lo seguirá intentando, a pesar del cansancio que esta insistencia le provoque. Y es que a ella sólo le preocupa nacer, nacer como mujer libre, lo opuesta a lo que representa la figura de Eva, y es por ello que utiliza a aquèlla como su contraparte, dado que sí logró ser sometida por dios o Jehová o el patriarca, entre los distintos nombres que utiliza para nominar el mismo estado de cosas. 

En su fantasía, considera que cada noche en que la obra se hace presente, tiene un 0,333% de posibilidades de nacer, porque para ella son los espectadores, el público, quienes tienen la capacidad de traerla a la vida, pero no a la vida “real”, sino a la vida de una mujer libre, libre de deseo, mujer deseante, deslumbrada, deslumbrante, en fin, sencillamente libre.De entrada anuncia el final (“ya saben el final”, enuncia), que tiene precisamente que ver con esto que mencioné antes, los espectadores podrían darle vida, y aunque se la dieran, al finalizar, volverá a su estado original. DESNACIDA.

Muy pertinente la utilización lingüística elegida, que oscila durante todo el hecho teatral en palabras tales como: DESOBEDIENCIA, DESVANECIDA, EXPULSADA, EXILIADA, DESTERRADA, OLVIDADA, NEGADA, DESBORDADA, DESAMADA, DES-LUMBRADA, DESÉRTICA, PLATEA, PLACENTA, DESVIADA.

En cuanto al vestuario y maquillaje, es coincidente con lo reducido escenográficamente hablando: un vestido rojo, largo y sin calzado, a cara lavada, excepto por los labios pintados de rojo. Constelación sígnica que confluye en una multiplicidad de sentidos que cada cual, espectador, logrará decodificar a su modo, de acuerdo a su comprensión. Mi lectura personal es que tales signos apuntan a “un cuerpo húmedo, a la carne, a lo pulsante, a la sangre”. Cuerpo de mujer, sexual, sexuado, sexuante. Desde ese lugar, el texto dramático introduce la temática del paraíso original, de Eva, mujer que cedió a la opresión, se agachó antes dios, y fue su objeto. Primera objetalización si pensamos en términos lógicos. La otra, Lilith, anterior a Eva, se negó, desobedeció tanto como la actriz confiesa desobedecer a los ensayos de la forma preestablecida en lo teatral ortodoxo. 




El resultado de tal desobediencia, el destierro. De allí en más vive en el exilio, pero no cualquier exilio, sino uno que le permita nacer, poniendo en el público la carga de tomar conciencia para que aquello que anhela, finalmente suceda.En este punto es de posible lectura una vinculación a la dictadura como historia reciente de la Argentina, dónde varios desobedientes fueron o muertos u obligados a partir al exilio. No descarto la introducción del tema en la obra, más allá del tinte feminista y antipatriarcal que se ha pretendido darle.En cuanto al sonido, entre monólogo y monólogo, sucede la irrupción de ruidos de distinta índole. Lo cual también es aprovechado autoral y escénicamente como para decir “si algún ruido interrumpe el espacio abruptamente, se adelanta lo antedicho” (refiriéndose al final que preanunció).

Es pertinente también mencionar aquí su referencia a lo que es el teatro: inicia desde una enumeración de la sala (sala, teclado, consola, teclas, luces, filtros, telones), terminando tal enumeración con un “¿qué más?, si están ahí quiere decir que estoy acá”. Es decir, el teatro le da esa existencia anhelada, como mujer nacida, parida a al vida sin la opresión patriarcal. En cuanto a los ensayos, se establece como una actriz que los desobecede (que dice que debieran ser “de un modo prolijo y adecuado”) y esto es porque “aprendió a hablar con las víboras” (en alusión a lo bíblico).

En varios momentos aparece lo performático, realiza un baile coreográfico; al correr por el escenario y al correr los telones para denotar lo “real” de una sala teatral; al golpear su propio cuerpo en el momento en que indica el intentar “romper los moldes”; al tirarse al suelo, entre otros.También en relación a su experiencia teatral, que además coincide con el argumento dramático, expresa que “el observador determina al observado”. Lo cual le da pie para, siguiendo el texto, decir que ésta es la historia de su vida. Si es vista, es posible su nacimiento… Funcionarían como testigos de un suceso en el cual, si la niegan, se vacía. Dice: “ustedes hacen que exista pero que no permanezca (porque sólo permanece durante el hecho teatral), ¿estoy? La pregunta está en mí”.




En comparación y correlación con las SI nacidas, dice de ellas que son las que salieron “seriecitas”, las que si hablan despacio no se notará nada  (¿de un posible sentimiento de opresión quizás?), aquéllas que ofrendieron su INOCENCIA para ser nacidas/ paridas. Las que se sientan silenciosas, las que no dicen, las que no se notan que están, porque TODO es pecado. “Shhhhh”…El cuerpo no existe.

Por momentos hace ruptura de la cuarta pared, interpelando y dirigiéndose al espectador, y por momentos deshace esa ruptura.Introduce la ILUSION, considerando que “si nos separamos” (público/ actriz), no estará en el mundo. Entonces, el teatro como lugar de existencia. Y cuestiona al espectador diciéndoles “ustedes están tan seguros de existir”. Ella, la sin nombre (la sin-hombre) que se perdió en el olvido/ exilio, no puede saber si es real, se considera un cadáver que aún no murió para venir a verlos (espectadores).

En cuanto a la iluminación, hay una predominancia de los focos rojos que, otra vez, vuelven a confluir en la constelación sígnica del texto dramático. Retomando lo lingüístico, menciona palabras tales como: trascender, transvertir, transformar, traer.Del amor  expresa que un amor sometido, con jerarquías NO es amor, son mujeres vacías y obedientes. Seguramente aludiendo a un vacío diferente del que menciona respecto de sí misma.Para terminar esta crítica, dejemos unas preguntas que citó Clodet: ¿si me quedo callada, quieta, EXISTIRÉ? ¿Si me coso el sexo existiré? ¿Seré real si obedezco?...


Escrito por Zaira Marchetto

FICHA TÉCNICA
Dirección, Actuación y Texto
CLODET GARCÍA
Diseño Sonoro
ALEJANDRO TALIANO
Diseño de Luces
VICTOR CHACÓN
Asistencia Artística
SATHYA DEMATTI
Vestuario
GLADYS VEDOYA
www.facebook.com/desnacida


PAN Y ARTE
TEATRO
Boedo 876
4957-6922
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