miércoles, 9 de septiembre de 2015

"Camille et Rodin" - Direcc. Manuel Iedvabni.-

Del arte, el engaño y la locura.-

Esta obra dirigida por Manuel Iedvabni, con un exhaustivo trabajo de investigación de Franz Keppler y Melisa Bettore sobre la apasionada historia de amor vivida entre dos grandes de la escultura universal: Camille Claudel (hermana del poeta y dramaturgo Paul Claudel) y François Auguste René Rodin, considerado el primer escultor "moderno".

Al comienzo de la obra, observamos al escultor (el actor Néstor Villa) cuasi tirado en el piso, semi dormido, abrazado a una botella de whisky, las luces que bajan y unos sonidos se escuchan. Casi al fondo del escenario, en una estructura de rejas está Camille (la actriz Annie Fink) diciendo que dos hombres de casco llegarán a llevarse sus obras, aquellas que ella misma rompió. "Llamaré a mi hno., pero no vendrá", convencida que nadie vendrá en su ayuda...y se abrirán las puertas del infierno. Este primer suceso nos sitúa temporalmente en el momento donde ella ya se encuentra prácticamente atrincherada en su estudio, inundada, desahuciada, enloquecida.


Las luces suben, y nos encontramos con la Camille joven y alegre, saliendo eufórica y exacerbada de las rejas, sube a una estructura circular que servirá como objeto en tanto los actores interactuarán en el mismo de diferentes modos, en oportunidades ella posando, en otras, como lugar de encuentro de los amantes. Desde allí enuncia: "yo Paul, he decidido que seré escultora". 

Bajan las luces nuevamente, es Rodin quién entonces toma la palabra preguntándose ¿dónde está mi mujer?, pero no remitiéndose a su mujer legal, Rosa, sino a Camille, diciendo que siempre necesitó libertad y que todo en ella es "movimiento", vocablo para nada menor si se tiene en cuenta que se encontraba en las "puertas" de la aparición del cine.

La joven de apenas 19 años llega al estudio de Rodin, luego de haber sido rechazada de la Escuela Superior de Bellas Artes de París por su "condición de mujer" y habiendo tomado clases de escultura con Paul Dubois en 1882. Al año siguiente tiene su primer encuentro con Rodin, y en 1884 ya se encontraba trabajando para él en la famosa obra "La puerta del infierno", si bien es cierto que en el presente hecho teatral, el personaje de Rodin se niega primeramente a tenerla como discípula, excusándose, justamente, en que "tenía mucho trabajo con la Puerta del Infierno". En este instante, se proyecta sobre el fondo del escenario dicha obra. Durante la proyección, él queda "estático" y sentado, mientras Camille, desde un más allá témporo - espacial, sígnicamente acompañado esto por su vestuario y ubicación en escena (aparece recubierta de cuerpo entero por prendas de tonos amarronados), comienza a referirse a tal obra, rompiendo la 4° pared y haciendo inter-textualidad con el libro de Dante "La Divina Comedia" y la de Baudelaire en "Las Flores del Mal", y expresando que ambas se encuentran unidas en la creación de Rodin.


Entonces bajan las luces (con predominancia de focos amarillos) y se escucha música. Esta dinámica se repetirá a lo largo de la función, alternancia de proyecciones audio-visuales, apagones y/ o descenso de luces y el acompañamiento de melodías para el transcurrir de los siguientes actos. 


Al año de encontrarse trabajando para él, comienzan sus reproches debido a que los hombres del atellier consideraban que una "mujer" NO PODÍA ser escultora. Opresión del patriarcado siempre presente que, en este caso, desembocará en uno de los peores destinos. Allí acontece el primer acercamiento de estos dos grandes del arte: el ansiado beso.


En un vaivén que nos lleva del presente al pasado, y del pasado al futuro, encontramos a Camille tras las mismas rejas, pero esta vez ellas cambiarán su funcionalidad: la mostrarán en el manicomio Montdevergues, al cual ingresa a la edad de 49 años y dónde pasa el resto de su vida, ya sin más nunca esculpir. Desde allí, manifiesta un claro delirio paranoico, temiendo certeramente que la envenenarán con la comida.


Subiendo las luces, volvemos al presente de los amantes, quienes se encuentran mirando el Río Sena, en París, y ella relatándole a Rodin que su madre sólo (y siempre) tuvo ojos para su hermana, una pianista, señorita "bien" de la sociedad francesa, adaptada a los mandatos heteronormativos y esclavizantes de la libertad del ser.


El escultor, a modo de súplica, pide a Camille que pose para él, a lo cuál ella accede, desnudándose en la estructura circular que él "maneja" con una cuerda (lo cual leo como una metáfora de sumisión mezclada con deseo en este momento de la trama teatral) mientras realiza sus bocetos en el atril. A diferencia de "La Danaide" esculpida en mármol en 1890 por Jean Escoula -inspirado en el mito de Dánao y en él cuál sus hijas, las Danaides, fueron condenadas a llenar eternamente una jarra sin fondo por haber matado a sus esposos en la noche nupcial-, Rodin se separa de la iconografía tradicional para manifestar la esterilidad. Utilizado atinadamente en la obra dado que esta Camille sufre un aborto.


Y otra vez se manifiesta el delirio que yo llamo de persecución, cuando ella, posando y siendo "girada" a voluntad del escultor, comienza a proliferar enunciados tales como " el juez del infierno las condena" (en alusión a las Danaides), también preguntándole "¿por qué está haciendo esto conmigo Rodin?, ¿tiene miedo de que me consideren una verdadera artista cuando usted se muera?. "ESCLAVITUD, que es mi vida", dice ella.


Delirio de persecución y no delirio de persecución, dado que la sociedad y lo epocal, muchas veces, son co-partícipes de la gestación de las locuras más variadas. 

Se preguntarán por qué, después de la intimidad y la cantidad de años que ya pasaban juntos en calidad de amantes, ella a pesar del pedido de él de que lo tutee, jamás lo hizo. Bien, esto es porque ella decidió y le transmitió que hasta que "no vivieran juntos" no lo haría. Joven "rebelde", libre, atada malsanamente a un amor que lejos de permitirle aflorar su hermoso ser y arte, lo marchitó.

Aparece mencionada en una discusión entre ambos, Rosa- la mujer "legal"-, que se apareció en el atellier diciéndole a Camille que Rodin nunca la dejaría. Ella desataba sobre él su ira, le golpea. El escultor, excusándose de su falta de valía (y valentía) y en su cómodo posicionamiento a las normas socio-legales de ese transcurrir histórico, le expresa lo enferma que está su mujer, motivo que le impide dejarla, y que de su unión nació un hijo llamado por él "un inútil" (sólo porque no siguió los pasos de su padre). Es interesante mencionar que sitúa el momento del casamiento con Rosa en el mismo año que nace Camille.


Ella, ya desesperada, le suplica que la deje, y que vivan juntos. Por supuesto, él se niega, y se retira a su hogar marital. De esta escena surge su obra "La edad madura", que consta de tres figuras: un hombre llevado por una anciana y una joven arrodillada, implorante, lo cual denota el abandono sentido por una enamorada mujer maltratada y abusada por un hombre inescrupuloso.


En la trama teatral, Rodin intenta "subsanar" su falta hacia ella consiguiendo un atellier dónde podrán compartir más tiempo juntos. Ella se sentirá feliz (y cantará nuevamente, como al principio de la función y con la misma euforia, "Por el puente de Avignon")... por un tiempo. Dado que no era más que una forma más que este buen hombre utilizaba para retenerla y no concretar una verdadera unión con quién decía "amar". En este momento, el escultor realiza "El beso de los amantes".


Camille le comunica su decisión de esculpir "Torso de Cloto", ante lo cual Rodin le dice que "se le vendrán encima". Cloto es, en mitología clásica, una de las encargadas de cortar "el hilo de la vida", siendo representada por Claudel como una anciana decrépita, sin pelo ni miembros inferiores ni superiores, de carácter abiertamente expresionista.


La ruptura está pronta a llegar. Ella observa una escultura de él y le dice "ellos saben que no podrán seguir mucho tiempo juntos", agregando que debía nombrar la nueva pieza de él como "Amor fugitivo". Lo abraza y llora. 


Nuevamente se suceden las proyecciones, bajan las luces y se escucha la música. Claudel -desde la reja- le grita a Paul "tengo miedo, él me abandonó". Sus quejas se vuelven más pronunciadas: "nunca nadie me reconoció, ¿apenas una mención?, dicen que se nota que soy su discípula, una imitadora". "Él está plagiando mis obras, estoy sola...".


Camille, en pleno delirio, ya pide por su madre, la llama, y pide que su hermano le escriba. Es interesante mencionar que luego de la muerte de su padre, el único que impedía que tanto la madre, como sus dos hnos. la internasen, Paul fue solamente siete veces a visitarla, nunca respondiendo a los ruegos de ella de que la sacara del manicomio (en la realidad, claro está, no en el hecho teatral). Tanto su madre como su hermana nunca la visitaron. Y ella jamás volvió a esculpir.


Siguiendo con la obra, Rodin descubre en el atellier el busto (en escena siempre dado vuelta hacia la visión del espectador) que ella hizo de él, y expresa que lo esculpió de memoria, gritando "¡¡¡Camille, Camille!!!".


Entre pelea y pelea , Claudel le dice "OBEDIENTE, eso espera de una mujer, vuelva con ella"; "mi amor me OPRIME". Es en este momento en que le confiesa de su aborto. Camille ya no regresa, él reconoce "haber perdido TODA AUTORIDAD sobre la muchacha". Ella, a posteriori, en otro encuentro en base al Balzac de Rodin, le dice "yo hago lo que quiero". El buen hombre no se había equivocado, pero ella era quién se llevaría la peor parte de esta historia: el confinamiento, aislamiento y locura. Acontecimientos que, lamentablemente, aún hoy, siguen siendo de alguna forma hechos repetidos y repetitivos para una persona que nace mujer.

Camille acusa a Rodin de EXPLOTARLA tanto como mujer como artista. 




FICHA TÉCNICO-ARTÍSTICA
Actores

Annie Fink
Néstor Villa

Escenografía 
Marta Albertinazzi 
Walter Lamas

Realizador escenográfico
Walter Lamas

Asistencia en realización escenográfica
Andy Iglesias

Vestuario
Marta Albertinazzi

Diseño grafico
Javier Gazzé

Fotografía, realización y edición multimedia
Andrés Araujo

Diseño de sonido
Rodrigo Pagano

Producción ejecutiva
Romina Ciera

Producción general
Leonardo Villarosa

Asistente de dirección
Marcelo Boveri

Director
Manuel Iedvabni



En Teatro La comedia. Rodríguez Peña 1062 
Viernes 21.15 hs























2 comentarios:

  1. Vi la obra, me encanto. Trasnmitiste todo lo acontecido en el escenario. Develaste el corazon de Camille en Camille.

    ResponderEliminar
  2. Excelente!! Ganas de saber más sobre esta apasionante historia!

    ResponderEliminar